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Empatía: un valor para enseñar a los niños

Empatía: un valor para enseñar a los niños

No se puede pensar en capacidad emocional sin incorporar el concepto de empatía, pues esto es indispensable para nuestra supervivencia, es la base y la esencia de las relaciones sociales bien llevadas con los compañeros y con las personas en general.

Ponerse en los zapatos de los otros, caminar con ellos, sentir lo que sienten, es a lo que se llama empatía. Quien siente como siente el otro tiene grandes ventajas, pues jamás le hará daño a otro y también sabrá cómo reaccionar ante cualquier situación, lo cual le ayudará a aplicar buenas estrategias de comunicación.

Los niños deben comprender que el bienestar de los demás es vital, que es importante tratar a las otras personas como quisieran ser tratados, y que esta es la mejor forma con la que podrán llevarse bien con los demás.

Solo cuando se empieza a tener sentido del dolor del otro, se comienza realmente a ser hombre.
Eugenio Yevtushenko

Generalmente, a la edad de tres años, los pequeños demuestran empatía cuando alguien se hace daño, porque ya han adquirido conciencia de sí mismos y, a través de esta auto conciencia, se tornan capaces de sentir y comprender lo que siente el otro.

Pero si la empatía no se enseña, ni se estimula, esta capacidad se puede perder. A los tres años el niño está listo para ser compasivo, ayudar a otro, pensar en los demás, pero en este momento se necesita una dirección clara del adulto formador, con el fin de que el niño utilice esa capacidad de manera adecuada y la maximice.

empatía

Un niño respetuoso de los otros es capaz de socializar de manera libre y espontánea.

Foto:

iStock

Las actividades de reflexión son claves para desarrollar la empatía y también para poner normas y límites sobre lo que esperas del comportamiento de tus hijos. Por ejemplo, “en esta casa no será tolerado que se maltrate a las personas. Si algo así pasa, tendrán que detener el juego, pues deben respetar la norma establecida de que ser crueles entre ustedes es inaceptable”, con reglas claras, el respeto se vuelve norma.

Los programas de televisión, bien orientados, pueden convertirse en espacios formativos. Si los ves con tus hijos podrás hacerles preguntas reflexivas como: ¿qué sienten cuando oyen a la gente ofenderse, qué piensan sobre lo que paso en el programa y cómo lograr soluciones o acciones positivas y amables?

Cuando surgen las peleas entre hermanos, este puede ser un momento propicio para construir empatía. Esto sucede, primero, porque cada uno quiere ser el centro del afecto de mamá o papá y, segundo, muy seguramente, por falta de reconocimiento del otro y su valor y necesidad.

Los padres pueden fomentar la empatía entre hermanos creando juegos de roles y poniendo reglas claras de lo que se espera de cada uno. Los niños necesitan saber de sus padres, qué es lo adecuado y qué no.

Ponerse en los zapatos de los otros, caminar con ellos, sentir lo que sienten, es a lo que se llama empatía.

Al reforzar el comportamiento positivo de cada hijo van a hacer que sea más generoso y empático con los demás. “Solo cuando se empieza a tener sentido del dolor del otro, se comienza realmente a ser hombre”, decía Eugenio Yevtushenko, poeta ruso.

Aquellos que tengan un gran sentido de la empatía, con esa capacidad de aceptar y compartir los sentimientos o las ideas de otra persona, serán no solo buenos seres humanos, sino también personas queridas y bien recibidas por los demás.

Serán, en realidad, personas muy valiosas para la sociedad, ya que gracias a su habilidad empática podrán socializar, de manera pacífica e, igualmente, encontrar soluciones constructivas a los problemas interpersonales, y a los conflictos que se les presenten. Está demostrado que la empatía minimiza el conflicto.

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Los valores que inculques a tu hijo hoy, serán determinantes durante toda su vida, pues lo ayudarán a establecer relaciones sociales.

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